MELISANDA:


Tiembla el labio de sol y carmín

y en la ruta de siglos se viene

a pasos violentos la chispa de urgencia.


Un telegrama con puntos de fuego

me nace en el pecho.


PÉLLEAS:

Sacudid hombros al viento

y sus manteles.

Sacudid latigazos

como si yo creciera

como si tú que vienes

te murieras.



.

MELISANDA:


Temblar en tus ojos

como si no fueras

tu también partido

como si yo pudiera

latir en rocas naciendo

como si no acabara

y así marchara

la brisa torcida a ti

y su raíz

cercando la muerte

y su anillo que yo inventé.


Como si yo pudiera

hilvanar la muerte

como si yo un cirio.



.



PÉLLEAS:

La vida se me escapa

en donde tengo demasiado espacio.


Titubeo feroz

y cual bestial convexa

que guarda mis trigos

explotas elasticada y mecida

dócil a mi manantial

que vigila

por si aún respira

lo que tú has pedido.



MELISANDA:


Aquí sin límites

como sin muros vibrando

sin universos que ya disipas

sin redes que me atrapen

en el amor que una vez creí

en la deuda que pagaré sin ti.


Y a ti quemado en caos

inmolado primero

de apretados dientes

disparo metódica

si hieres.



PELLEAS:

Manantial de la sedosa


Mi asesina bella

de mis néctares

que presto estoy para morir .


Muérdete,

muérdete que me fulminas

suspendida

oscureciendo veloz

a la desnuda tormenta y mi final.



.

MELISANDA:



Lastimada elasticada.

Para ti además

temo a todos mis latidos

que no respetaron

el tupido velo

que me pueblan vacíos

como si al mar entraras denso

temeroso y voraz

a la primera hoja que el viento arranca

de la ardiente rama.


Como si el aire se abriera

a la gota que vuela.



.

PELLEAS:

A ti matada

hasta los huesos de tus mayores

flechados mas allá de los menores

en el espacio a la negra sin hoja

carne fresca y los tendones

o estrella curvada y germen de los últimos

por aquellos que sí titilan

a la blanca adormilada me refiero

entrelazada siquiera

al tibio melancólico

que se pierde

mas allá de mí

o de ti completamente

al fin desnuda.

MELISANDA:

Que me hieres

que te sigo

al duro abrazo que palpita

y sus pedazos

tan gustosa.


Tu piel me rompe

trinando

y te maldigo.


.

PELLEAS:

Como estás en la ventana

el pájaro balazo al vientre

me enerva la jauría

que invade desarmando

mis prisiones cada noche

con sus telas y bocados.



.

MELISANDA:




Cuando el rocío de las nucas

nos traga un párpado,

esa mano cuadrada

amplia y gruesa,

que me coincide

es un muro tenebroso

y un cuchillo al rojo

o yo,

o tú

hundidos

en un lago feroz

que aquí me antoja

y me transita.



.

PELLEAS:


Grandes ojos de caballo

se clavan en la noche que tú dices

y me entierro lanzado a tus estribos

en el caballo tuyo que pretendo.


A la manera del sudor te atrapo

y a la hora del ombligo

deposito el beso

sin culpas a tus nalgas ofrecido


Y la vaina inflama

el techo universal

que al hueso de tus manos clava.



.

MELISANDA:




Ni un solo rizo de tu pubis

perturba la cadencia.


Y al silencio de las carnes,

que es el silencio de la vida,

escucho el ávido lamer de nuestras lenguas

pues bajo grandes ojos de caballo

me entierro en el aire tuyo

pidiendo que no aplaques.



.

PELLEAS:


Así.

Di sí

en mí

así dime;

y has

de mí

demás.



.

MELISANDA:


Saca tú la voladora

que la pasión

se me despluma

y no lo quiero


Saca tú la voladora

para libar sus alas

con mis bezos

y amedrentar ese bandido


Saca tú la voladora

de la orilla criminal

y majestuosa

de todos mis abismos.


Saca tú la voladora

que late con su ojo

y me desmayo

en todo el cielo.


Y en mis alas muere

casi el aire

y si no sale

me destierro en cada vuelo


Saca tú la voladora

en la sedosa despedida

ni respiro

mi halconero.



.

PELLEAS:


Las ancas encendidas

respiran el pulmón del pájaro solemne.


Picotean las violentas plumas

los campos que tus pies no tocan.


Dos reclamos perseveran

y ornan al despuntar los ojos

tan redonda entre las nalgas.


La luz que de la víbora no aprendes

me devora.


.

EL ENCANTAMIENTO:



Como que yo no existiera.

Como en su realidad

que yo no existiera.


Tendido allí como un lago

a tanto infierno

y a tanto cielo de mi sed huyendo

y a Tántalo en fugitiva fuente


comparando.


.

MELISANDA:





Ablandada soy tu mariposa

de colores

de colores mariposa yo te soy

también tendida allí mi desdeñoso

ora en gotas y en rocío

sin reconocer tu nado


Matándonos a todos.


A mí

y a las aguas que no alcanzas.


Como si no tuviera sed.


Como si los manantiales

no durmieran también bajo el manzano.


El gran manzano que despide ese torrente

cuando de mi boca esquiva su fruta

cada día mejor que el pan

cuando apetezco

su cascada.



.

PELLEAS:


Como crece

luna.


Volcán de un beso te me abres

matemática y simétrica.


De callejones a la fiel

de talcos y jabones

torcida al cuello de mi cisne

te entreabres.


Y al mejor minuto

de rodillas te me rompes.


En sábanas

te me extiendes

mi puteza.


Tú me entiendes.



.

MELISANDA:


Si te doblo atrapo encojo

y pliego en cruz:


Si muere el rocío de tus ojos

y te sacuden mis elipses

de entrantes y salientes

al vuelo bronco

del buitre de mis dientes

pierdo la conciencia

en el deleite

constante de la muerte

y al vino de tu pecho,

ebrias,

huelen aullando mis narices.



.

PELLEAS:


Que no me tuerzas

campeadora

te lo pido


Sin las huestes

no diviso las hogueras

dardos ni saetas

a pesar de tu granate

en cada pecho

te lo pido.



.

MELISANDA:


Invade mi lengua

mojando

la extensa piel de vuestra calle

que amanece de luz a esta varilla

no saciada.


Tócame la gemidora

herida y encrespada

sin objeto

libando indiferente


Cenízame este vientre

ya quemado

resistiendo

tan cimbrada tu vencida.



.

PELLEAS:


Toco iracundo

y sin herir;

así me dices.


Me acaricias

aún latiendo.


Me contento

al ser tocado

con cuidado.



.

MELISANDA:


¿En qué baranda

mi pequeña mano explora?



¿En qué nalgas mecidas

el pertinaz subsiste?



¿En dónde el pubis?


Porque de las rodillas puras

persisto

y sobre todo atente mi lobo

aquí mojada

te milito.



.

PELLEAS


Mi lengua no

Mi lengua ama

Mi lengua ataca

Mi lengua en ti

reluce incoherente

desborda el caos

y te dilata.


Hasta que sola

retirada

esconde su universo.


Se escapa.


Y a pesar de su ciega forma

errante

demolida

acoge mi aliento

susurrando

sobre ti

las lumbres y jardines

al aire de tus oes tan lumbares.



.

MELISANDA:



Tu voz

está profunda

de antojos tan campante

ya manada y seca

me renueva sus ofrendas

en santiamén que me encarece.


Alábame

que tensa para ti

bebo tu venéreo

y me deslazo de tus piernas

si me hablas al oído

caminante.


.

PELLEAS:


Hembra
aparato colibrí

de inventos bienolientes.


Insaciable mascarón

en el mar tentacular

por donde miro tersa y dura uva .


Si tan sólo estallo en el deleite

en tu voz de alto vientre

asomado al ventanal de tus calores

es por tu culpa.


Me fulminas.


Por centímetros

permanecen los arrestos

tensando la noche

y a tus tijeras presto.



.

MELISANDA:



Como olas diminutas por la piel

o víbora prendida

entre mis pétalos quemantes

callan trueno y ese origen

cada vez que yo te exijo.



.

PELLEAS:


Lubricada

me remeces.

Por el ombligo del agua

me arañas los relámpagos.

Sólo quedan mis lamentos

la luz pura o sombra ardiente

lo insaciable permanece

y nunca es suficiente.



.

MELISANDA:


Caniculares sienes

Mi dividido estás en tus cenizas

Mi servidor sin escarmiento

Sin hartarse aún del fuego,

tus gorriones

ya no cantan en mis ramas

Se han consumido

tus lebreles, tu corcel y tus laureles.


Larga vida

transeúnte.



.

PELLEAS:


Mis sagaces, alazanes

y sus hojas

ya vacías

vuelven sus ojos a la nueva.

Larga vida tenebrosa.







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Pelleas y Melisanda:

1.- Drama de Maeterlinck. 1892.
2.- Drama lírico de Claude Debussy.1902.
3.- Poema de Pablo Neruda. 1922
4.- Poema de Rubén Cárcamo Bourgade, 2000
5.- Música de Vicente Pardal y puesta en escena de Michel Rostain 2003.