Grandes ojos de caballo
se clavan en la noche que tú dices
y me entierro lanzado a tus estribos
en el caballo tuyo que pretendo.
A la manera del sudor te atrapo
y a la hora del ombligo
deposito el beso
sin culpas a tus nalgas ofrecido
Y la vaina inflama
el techo universal
que al hueso de tus manos clava.
.